9Este vibrante himno de alabanza celebra la majestad y el poder de Dios, que se manifiestan en el fragor de la tormenta. La voz del Señor es el trueno, que sacude con su ímpetu todas las fuerzas de la naturaleza (vs. 3-9). A la voz del Señor en esta teofanía cósmica, responde la alabanza litúrgica de toda la creación, expresada en una sola palabra ¡Gloria! (v. 9).
9Probablemente, este Salmo es la adaptación de un antiguo himno cananeo en honor de Baal, el dios de las tormentas.