14Dios no es indiferente a la suerte de su Pueblo, y por eso vuelve a entablar un proceso contra él. Es como el grito de un amor no correspondido: ¿Qué te hice, pueblo mío, o en qué te molesté? Respóndeme (6. 3). Para corresponder a ese amor no bastan los sacrificios rituales, que ocupaban un lugar tan importante en la vida religiosa de Israel. Como Amós, Oseas e Isaías, también Miqueas previene contra este engaño y recuerda al pueblo la esencia de toda verdadera religiosidad: Practicar la justicia, amar la fidelidad y caminar humildemente con tu Dios (6. 8).
El pleito del Señor con su Pueblo
6
1 Escuchen lo que dice el Señor: ¡Levántate, convoca a juicio a las montañas
1 y que las colinas escuchen tu voz!
2 ¡Escuchen, montañas, el pleito del Señor,
2 atiendan, fundamentos de la tierra!
2 Porque el Señor tiene un pleito con su pueblo,
2 entabla un proceso contra Israel:
3 ¿Qué te hice, pueblo mío,
3 o en qué te molesté? Respóndeme.
4 ¿Será porque te hice subir de Egipto,
4 porque te rescaté de un lugar de esclavitud
4 y envié delante de ti
4 a Moisés, Aarón y Miriam?
5 Recuerda, pueblo mío,
5 lo que tramaba Balac, rey de Moab,
5 y qué le respondió Balaam, hijo de Beor.
5 Recuerda el trayecto desde Sitím hasta Guilgal,
5 y así reconocerás los actos justicieros del Señor.
El verdadero culto
6 ¿Con qué me presentaré al Señor
6 y me postraré ante el Dios de las alturas?
6 ¿Me presentaré a él con holocaustos,
6 con terneros de un año?
7 ¿Aceptará el Señor miles de carneros,
7 millares de torrentes de aceite?
7 ¿Ofreceré a mi primogénito por mi rebeldía,
7 al fruto de mis entrañas por mi propio pecado?
8 Se te ha indicado, hombre, qué es lo bueno
8 y qué exige de ti el Señor:
8 nada más que practicar la justicia,
8 amar la fidelidad
8 y caminar humildemente con tu Dios.
Contra el fraude y la mentira
9 La voz del Señor llama a la ciudad.
9 ¡Es prudente temer tu Nombre!.
9 ¡Oigan, tribu de Judá y asamblea de la ciudad!
12 ¡Sus ricos están llenos de violencia,
12 sus habitantes hablan falsamente
12 y la lengua es pura mentira en su boca!
10 ¿Tendré que tolerar todavía en la casa del impío
10 los tesoros mal adquiridos
10 y la execrable medida rebajada?
11 ¿Puedo tener por justas las balanzas falsas
11 o la bolsa de pesas fraudulentas?
13 Por eso, yo comencé a golpearte
13 y a devastarte por tus pecados.
14 Tú comerás, pero no te saciarás,
14 y el hambre te devorará por dentro;
14 ahorrarás, pero no conservarás,
14 y lo que conserves, yo lo entregaré a la espada.
15 Sembrarás, pero no cosecharás;
15 pisarás la aceituna, pero no te ungirás con aceite,