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Biblia Latinoamericana

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Salmos

81
Abre la boca y te la llenaré.—«Si mi pueblo me oyera, yo sometería luego a sus enemigos.» Somos débiles y nos falta el dinamismo para evangelizar y cambiar el mundo: es que no abandonamos totalmente a nuestros falsos dioses.
2 ¡Aviven a Dios, nuestra fuerza,
2 aclamen al Dios de Jacob.
3 Entonen los salmos y toquen los tambores,
3 la melodiosa cítara y la lira!
4 Que suene el cuerno para el primero del mes,
4 para la luna llena, el día de nuestra fiesta.
5 Pues es una ley en Israel,
5 una ordenanza del Dios de Jacob;
6 un decreto que impuso a José,
6 cuando salió de la tierra de Egipto.
6 Oyó, entonces, una voz desconocida:
7 «Yo quité la carga de su espalda,
7 sus manos han dejado la canasta.»
8 En la angustia gritaste y te salvé,
8 te respondí en el secreto de la nube,
8 te puse a prueba en las aguas de Meribá:
9 «Escucha, pueblo mío, te lo advierto,
9 ojalá me escucharas, Israel:
10 No tengas en tu casa un dios extraño,
10 ni te prosternes ante un dios de afuera:
11 Yo soy Yavé, tu Dios,
11 que te hice subir de la tierra de Egipto.
11 Abre tu boca y te la llenaré».
12 Pero mi pueblo no me quiso oír,
12 e Israel no me obedeció.
13 Los dejé, pues, que siguieran sus caprichos
13 y caminaran según su parecer.
14 «Ah, si mi pueblo me escuchara,
14 si Israel fuera por mis caminos,
15 sometería en un instante a sus enemigos,
15 volvería mi mano contra sus opresores.
16 Los enemigos del Señor le adularían
16 y su espanto jamás terminaría.
17 Pero a él, con flor de trigo lo alimentaría
17 y con miel de la roca lo saciaría».

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