Oración del perseguido.—Supremacía del dinero, violencia, lujo, prostitución, explotación del hombre. En el seno de la sociedad pervertida, el justo se siente acorralado y perseguido: «Arroja tu carga en el Señor».
2 Oh Dios, pon atención a mi plegaria,
2 no desatiendas mis súplicas.
3 Atiéndeme y respóndeme:
3 me agito lamentándome y gimiendo,
4 al oír la voz del enemigo
4 y las amenazas del impío.
5 Con sus aullidos me ensordecen
5 y me persiguen con alevosía.
6 Mi corazón se estremece en mi pecho,
6 una angustia mortal me sobrecoge;
6 me invaden el miedo y el terror
6 y el pavor me atenaza. Y yo dije:
7 Si tuviera alas de paloma
7 volaría a donde pudiera posarme.
8 Huiría muy lejos,
8 y pasaría la noche en el desierto.
9 Buscaría un asilo a toda prisa
9 contra la tempestad y contra el viento.
10 Dispérsalos, Señor, confúndeles las lenguas,
10 pues violencia y discordia he visto en la ciudad;
11 rondan por sus murallas día y noche
11 y dentro están la injusticia y el crimen.
12 El mal se aloja en ella;
12 de su plaza no se alejan la astucia y el engaño.