Para las bodas del rey.—El amor humano encierra un misterio que desemboca en el mismo misterio de Dios. Dios quiere comunicarse a la humanidad tal como el esposo a su esposa, y esto ya se realizó en la persona de Cristo.
2 Lleno me siento de palabras bellas,
2 recitaré al rey, yo, mi poema:
2 mi lengua es como un lápiz de escritor.
3 Tú eres el más hermoso entre los hombres,
3 en tus labios la gracia se derrama,
3 así Dios te bendijo para siempre.
4 Cíñete ya la espada, poderoso,
4 con gloria y con honor
5 anda y cabalga por la causa
5 de la verdad, la piedad y el derecho.
5 Haces proezas con armas en la mano:
6 tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden;