Oración de los que están esperando.—Sabemos que nuestro buen Padre siempre nos escucha. Sin cansarse, hay que mantener los ojos fijos en el Señor, hasta que nos diga: «Vé, tu fe te ha salvado.»
1 A ti he elevado mis ojos,
1 a ti que habitas en los cielos.
2 Como los ojos de los siervos
2 se fijan en la mano de su dueño,
2 como miran los ojos de una esclava
2 la mano de su dueña,
2 así miran nuestros ojos al Señor,
2 nuestro Dios, ¿cuándo tendrá piedad de nosotros?